GRUTA DE LAS AGUAS DORADAS

Barker, Pcia de Buenos Aires


Boca de Acceso ( de izquierda a derecha: Pablo Echart, Julio Goyén Aguado, Pedro Cardozo y Flavio Riverti)  año 1973

 

Terreno Geológico: Cuarzitas del Paleozoico Inferior

Longitud Total : 58 mts.

Desnivel Máximo: 2 mts.

Altura Media: 2.5 mts.

Ubicación: 

    La Gruta de las Aguas Doradas, también conocida como Gruta de Oro, se encuentra cercana a la Ruta Provincial Nº 74, en el tramo que va de Benito Juárez a Tandil, Provincia de Buenos Aires.

    El la ladera NO del Cerro Gruta de Oro, se encuentra la boca de acceso a la gruta que tiene una altura de 2.5 mts con un ancho de 10 mts. La sección es abovedada coincidiendo con la estructura de los estratos que en el lugar se presentan arqueados. Una gran parte de la boca de acceso está ocupada por un inmenso fragmento de roca desprendido del techo y que divide la entrada en dos partes, la mayor de las cuales se encuentra en el costado sur.

    La boca es amplia, lo que permite que la mayor parte de la cavidad esté iluminada excepto la última sala. El piso de acceso está cubierto por detritos y está constituido por humus que se extiende hasta 10 mts. de la entrada donde se pierde debajo de una capa de agua de 0.50 mts. de profundidad como máximo.

Jorge F. Genise en la boca de acceso durante la Campaña Bioespeleológica del año 1985. Foto tomada por Alfredo Romanelli

 

     La zona en que se halla ubicada la Gruta corresponde a la misma que la Caverna Oscura, no habiendo diferencias fundamentales en lo que a la naturaleza del terreno se refiere. 

Geología de la cavidad:

    Las primeras publicaciones acerca de la Gruta fueron hechas por el Ing. Eduardo Aguirre, profesor de Mineralogía y Geología en la Facultas de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

    Ya en esa época era ampliamente conocidas por las personas del lugar la existencia de las cavidades. Posteriormente estudiaron las mismas cavidades Osvaldo F.A. Menghin y Marcelo Bórmida, (Runa, Archivo para las Ciencias del Hombre, Volumen III año 1959, Ministerio de Educación, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Antropología).

    Las pequeñas prospecciones arqueológicas realizadas no arrojaron ningún resultado positivo. Se cavó una zanja de 2 mts. de largo por 1 mts. de profundidad y 1 mts. de ancho y del análisis del sedimento extraído no se obtuvieron restos de ningún tipo de manufacturas.

    Las paredes interiores y exteriores de la Gruta no presentan signos de haber albergado pinturas ruprestes ni grabados en la roca. Esta prospección se realizó solo hasta el nivel del piso actual, por lo tanto no excluye la posibilidad que puedan encontrarse actualmente bajo los detritos que constituyen el suelo.

    De la publicación efectuada por Menghin y Bórmida, quienes efectuaron un detallado estudio de los sedimentos de esta y de la Gruta Margarita, pudimos saber que el suelo está compuesto por cuatro capas de las siguientes características:

Con un espesor medio de 0.50 mts. es de origen pantanoso (aguas surgentes) y en la superficie está saturado de materias fecales de ganado. En la composición microscópica del mismo aparecen partículas de vidrio volcánico, células de gramíneas, Melosira sp. aff. M. echinus Freng, Crisostomatácea.

Consiste en arena sucia por sustancias humosas con restos de gramíneas en estado de alta en estado de lata descomposición y mucho vidrio volcánico. Del análisis microscópico resultó estar compuesta por partículas de vidrio volcánico (característica), células de gramíneas, cuarzo, biotita, etc. Por lo que se deduce que puede tratarse de limo o ceniza volcánica muy impuros. Cada capa tiene un espesor máximo de 0.30 mts.

Esta capa es negra al igual que la primera pero de escasas dimensiones (máxima profundidad de 0.30 mts.) Posiblemente sea de humus fósil. Contiene gramíneas descompuestas, vidrio volcánico, carbones vegetales e instrumentos líticos de rocas que fueron transportadas hasta allí. El lugar evolucionó en un ambiente húmedo. 

Es la última capa que fue estudiada puesto que a esta profundidad el agua invadió la zanja impidiendo la continuación del trabajo. Se cavó hasta 1.5 mts y según las determinaciones contiene carbones y esquirlas (de piedras producto de las manufacturas, además de partículas de vidrio volcánico). Pertenece al tipo de terreno de laguna de muy poca agua.

    El estudio de los restos de roca tallados indica la existencia en períodos del clima atlántico post glaciar, es decir alrededor del VI u V milenio a.  de J.C. de una cultura muy primitiva de morfología protolítica. Se trata posiblemente de una cultura básica de América llevada a este continente por cazadores inferiores. Esta cultura es contemporánea a la de la cueva Eberhardt, en Chile meridional.

    En la mayor parte de la extensión de la Gruta el techo oscila entra 1 y 1.8 mts. La zona mojada presenta una planta de forma elipsoidal y del espejo de agua solo afloran algunos bloques clásticos. Las paredes no tienen accidentes notables excepto sobre el lado norte en que se encuentra una pequeña sala de piso más elevado que el resto y que llega a tener hasta 2.5 mts. sobre el nivel de las aguas y es generalmente y, salvo la entrada, una zona seca. En esta sala es dado observar algunas huellas de erosión hídrica y depósitos quimiolitogenésicos. El techo de esta parte presenta una bóveda de corrosión, por la que en la génesis de la gruta debió filtrarse agua que desgastó la roca.

    Las pendientes debidas a la erosión tienen dos direcciones fundamentales que forman entre sí un ángulo recto y que desembocan juntas en la sección que comunica a la salida con el resto de la cavidad.

    El agua que ocupa el resto de la Gruta proviene de filtraciones en el techo por las que alimenta el estanque compensando las pérdidas por evaporación y escurrimiento a través del limo. Las formas generales muestran una avanzada erosión hídrica y un proceso de clastificación preponderantemente en la zona anterior, donde aparecen muchos excrementos de ave, excrementos que también aparecen en el interior.

    El nombre de la Gruta de debe, en la opinión de los autores que anteriormente la trataron, a que en horas de la tarde cuando el sol se encuentra en el horizonte la luz penetra por la ancha boca y refleja el color ocre de la piedra sobre el agua que al moverse emite destellos dorados. A este fenómeno se agrega la dispersión de la luz por las partículas en suspensión en el agua.

 Reflejos Dorados del agua interior. Foto tomada por Alfredo Romanelli durante la Campaña Bioespeleológica del año 1985.

    Este fenómeno fue descripto por primera vez por Aguirre (1897. Anales Museo Nacional Bs. As. V) quién lo atribuyó tentativamente (no pudo coleccionar material) a una película superficial de algas cianofíceas de la familia Nostocacea, por conocerse en ella fenómenos de dicroísmo y fluorescencia. Este autor realizó además observaciones preliminares sobre la naturaleza de la luz, llegando a la conclusión de que se trataba de fluorescencia, debido a la iluminación intensa de las paredes de la cueva.

    El muestreo de material en la película superficial que realizamos, mostró que el componente mayoritario de ella era un alga unicelular de la familia de las desmidiaceas, del género Pleurococcus (Lacoste det.) de distribución cosmopolita y sin casos de bioluminiscencia registrados. Sin embargo a pesar de que nuestras primeras observaciones indican que la densidad de estas algas es un factor fundamental para la percepción de la luz, solo con estudios posteriores más profundos se podrán revelar la causa exacta de su origen.

    La Gruta de Oro fue relevada por el Centro Argentino de Espeleología durante los años 1972 y 1973.  

 

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