REMEMBRANZAS

Julio Goyen Aguado

 

Para quienes lo conocimos, para quienes supimos de él, para quienes fuimos sus amigos, su familia, quedó un gran vacío.

Un vacío antes poblado de sueños, de quimeras, de proyectos.

Fue Julio un incansable buscador, de arquetipos en cuyo espejo forjó su personalidad, de misterios y secretos, de cuya comprensión esperaba acercarse a la Verdad.

Quienes tratamos a Julio supimos de nombres familiares y extraños, en los que se entremezclaban Constantino, San Martín, Basaldúa, Vijoyananda, Moricz… y temas como la espeleología, la Cueva de los Tayos, el árbol del pan, la mítica Atlántida, el teatro de Bragado, Yapeyú, la filosofía Vedanta.

Cada tema, cada personaje que poblaron la vida de Julio fueron objeto de estudio y de pasión. De entusiasmo y admiración con los que regalaba a amigos y extraños.

En el primer piso de Avenida de Mayo 651, en Buenos Aires, se forjaron sueños y se construyeron proyectos. Los años vieron nacer al primer grupo dedicado al estudio de cavernas en argentina: el Centro Argentino de Espeleología, que hoy tiene 38 años de existencia y que fuera fundado el 10 de noviembre de 1970 y, no por azar, obtuviera su Personería Jurídica el 17 de agosto de 1981. fecha que nos lleva a la figura de San Martín y a la lucha de Julio por el reconocimiento oficial del solar donde el héroe naciera.

Y ese patriotismo de Julio, de doble vertiente, llevó a conjugar su orgullo argentino con su orgullo basko. Origen y esencia de vida que lo condujo a recrear la centenaria Baskonia en la década del ’80, a investigar los hitos que marcan y signan la cultura baska (con b y k como a él le gustaba). Cultura a la que Julio ayudó a destacar, estudiando su historia y sus hombres. Así, veinte años de perseverancia dieron luz a una obra monumental: la biografía de Constantino, que sacó del olvido a una figura hasta entonces olvidada de la historia de la lírica de inicios del siglo XX.

Los últimos años vieron a Julio en la persistente búsqueda de secretos y misterios que la historia aún no ha develado, renovando la esperanza de otra Verdad que en su juventud Juan Moricz le trasmitiera. El futuro, tal vez, habrá de dar razón a sus especulaciones.

Alguien alguna vez dijo que en la vida a veces las cosas ocurren por casualidad y a pesar de uno. En Julio, por el contrario, su historia de vida la fue forjando uniendo las piezas pacientemente buscadas de un rompecabezas complejo. De esta búsqueda y hallazgos sus amigos fuimos invitados a participar. Conocimos sus facetas de investigador nato, de idealista, de soñador. Y nos enriquecimos en el diario compartir con valores que hoy nos permiten honrar su memoria a través de dos palabras: Amistad y lealtad.

La personalidad de Julio hizo que lo rodearan maestros, pares y discípulos. Y fue amigo, padre, hermano de los que tuvimos el placer de disfrutar su compañía. Gracias a su obra pudimos conocernos muchos de nosotros que tenemos personalidades y actividades de lo más variadas, construir un lazo persistente y permanecer juntos a través del tiempo. Fue virtud de Julio vincular y promover la convivencia entre todos aquellos que estábamos alerta para conocer su siguiente proyecto (a veces faraónico) con la esperanza de participar.

Por eso hoy convocamos a todos los que lo conocieron para, juntos, homenajearlo y mantener vivos sus ideales.

 

SUS AMIGOS

 

4 de septiembre de 1941

Beire, Navarra

7 de Noviembre de 1999

San Rafael, Mendoza